Hola que tal, aquí Daniel Argay y te doy la bienvenida a
Haciendo el Sueco. Uno de los
podcast independientes que forman parte de mi red en argay
.net. Y ya sabes que en este
podcast hablamos de todo un poco, de historias que me llaman
atención, de cosas curiosas
que descubro, en fin, todo lo que me parece interesante
compartir contigo.
Hoy empezamos algo especial. Durante las próximas cinco
semanas vamos a meternos de
lleno en un tema. Bueno, un tema que no es fácil, pero que es
súper importante. La
prevención del suicidio. Y no lo vamos a hacer solos, vamos a
basarnos en una
charla increíble que dio el doctor Daniel Friedman. Este
señor es una eminencia en
el tema, trabaja en el NASP NASP, que es como el Centro
Nacional de Investigación
del Suicidio en el Instituto Karolinska de Suecia. Pero
bueno, ya tiene contando más sobre esto.
Antes de empezar, quiero hacer una pausa, un momento. Mira, sé
que este es un tema delicado,
muy delicado. Si en algún momento, mientras escuchas esto,
sientes que te viene grande,
que necesitas hablar con alguien, por favor, busca ayuda.
Hay un montón de profesionales
que te van a dar un punto. Y de hecho, esto de la soledad,
bueno, ya verás que es uno de los
puntos clave cuando hablamos de prevención del suicidio.
Vale, vamos a empezar poniéndonos en
situación. Te voy a dar unos números, que la verdad a mí me
impactaron bastante cuando los conocí.
Mira, aquí en Suecia mueren por suicidio unas 1.600 personas al
año. Y en España,
la cosa está aún peor, más de 4 .000 personas al año. Para que
te hagas una idea, en España
mueren más personas por suicidio que por accidentes de tráfico,
homicidios y accidentes laborables
juntos. Es que son casi 11 personas al día, es una
barbaridad, ¿verdad? Y lo más duro es que
todo esto es solo la punta de Liceberg. De hecho, el suicidio
se ha convertido en la primera causa
de muerte no natural en España, por delante incluso de los
accidentes de tráfico. Y fíjate que te
estoy dando estos números tan brutales, pero detrás de cada
cifra hay una historia personal,
una familia rota, unos amigos devastados. Y lo que más me
impacta, y esto es algo que el
doctor Friedman siempre recarga, es que en la mayoría de los
casos había señales previas,
momentos en los que se podía haber hecho algo. ¿Y sabes qué
es lo más triste? Pues que tanto en
Suecia como en España se estima que por cada suicidio consumado
hay 20 intentos. Es decir,
hay muchísima gente pidiendo ayuda a gritos y como sociedad
tenemos que aprender a escuchar
estas señales.
Bueno, te voy a hablar un poco más de NASP, que es donde
trabaja el doctor Friedman.
Es un sitio bastante único porque lo que hacen es mezclar
la investigación con el trabajo directo
con pacientes. Y tienen este programa que se llama Acción
Salva Vidas. Lleva más de 10
dañes funcionando y han formado a miles de profesionales. Y lo
guay de este programa es que
no es solo para psicólogos o psiquiatras, es para todo el
mundo. Porque piénsalo,
¿quién puede encontrarse con alguien que está sufriendo? Pues
cualquiera, ¿no? Un profesor,
conductor del bus, tu peloquero, el cajero del banco, cualquier
persona puede ser clave
y que puede marcar la diferencia. Vale, ahora viene
algo que me pareció muy
interesante. El doctor Friedman explica que tenemos que entender
el suicidio como una
forma de resolver problemas. Sí, ya sé que suena bastante raro,
pero esperad que te lo explico.
No es que la gente elija morir así sin más. Es más bien que
como que están buscando
desesperadamente una salida a un dolor que les parece
insoportable. Te propongo algo. Imagina
que llevas una mochila. Y cada problema en tu vida es como un
peso que metes en esa mochila.
Puede ser una enfermedad, problemas de dinero, líos
familiares, adicciones, lo que sea. Y cuando
llevas demasiado peso, hasta la cosa más simple se vuelve
imposible. Es ahí cuando algunos empiezan
a ver el suicidio como una solución para quitarse todo ese
peso de golpe de encima. Vale, ahora vamos
a hablar de los factores de riesgo, que esto es importante.
El primer tema gordo son las adicciones
y los números son para flipar en serio. En los servicios
municipales casi el 40% de la gente
tiene adicciones que ni siquiera están diagnosticadas el 40% y en
el sistema de salud general hablamos
de un 20%. Es una locura, es una locura porque estas adicciones
sin tratar hacen que todo lo
demás sea peor. Luego está el tema del género, que es bastante
heavy. Los hombres se suicidan
tres veces más que las mujeres. Aunque, ojo, las mujeres lo
intentan más veces. Y por qué
pasa esto? Porque hay varios rollos. A ver, los tíos suelen
usarme todos más letales,
les cuesta más pedir ayuda, ya sabes, el rollo machito de yo
puedo con todo, y encima
tienen menos peña con quien hablar de sus emociones. Y no
nos olvidemos de la pasta,
resulta que cuanto más has estudiado, menos probabilidades
hay de suicidio. Pero ojo,
que esto no significa que si tienes un máster eres inmune.
Cuando hay una crisis económica
gorda, las cifras suben para todo el mundo. Lo que sí está
claro es que tener una buena
red social, sentir que perteneces a algún sitio, eso
ayuda muchísimo. Y sabes que es
curioso, esto del suicidio cambia un montón según el país.
En los países de la era, bueno,
de los que antes eran soviéticos, las cifras son muy
altas. En cambio, en sitios como Grecia
o México, son más bajas. Y Suecia, pues, aquí estamos por
el medio. Y luego está todo el tema de
la inmigración, que es súper interesante. Por ejemplo, los
que vienen voluntariamente suelen
mantener las cifras de sus países de origen. Los refugiados
que vienen son con familia,
suelen tener cifras más bajas durante 15-20 años. Pero los
menores que vienen solos,
bueno, estos sí que necesitan mucha, mucha ayuda. Mira, te voy
a contar una historia real que me
impactó bastante. Es sobre una paciente del doctor Friedman. La
llamaremos Margarita. Tenía 66 años
cuando la conoció y llevaba más de 10 años con un montón de
problemas. Depresiones que iban y
problemas con el alcohol, etcétera. Y encima estaba súper
sola. Tenía dos hijas y cuatro nietos,
pero no la dejaban verlos porque decían que no era estable cuando
bebía. Y claro, esto era
como un círculo vicioso. Se sentía sola, se deprimía más,
bebía más, se sentía más sola, más
deprimida, bebía más y más. El doctor Friedman la conoció
después de que intentara suicidarse
tomándose todas sus pastillas. Y le hizo una pregunta que a mí me
llegó al alma. Le dice,
Daniel, ¿puedes darme una sola razón por la que deba vivir? ¿Y
sabes qué hizo el doctor? En
simplemente le dijo. Tiene que ser horrible sentirse así de
atrapada y sin esperanza todo el tiempo.
Y ese momento, ese simple momento de conexión humana de
entender su dolor sin intentar arreglarlo,
así de golpe, fue súper importante. Vale, vamos a ver
números que ayudan a entender un poco
mejor todo esto. Por cada persona que se suicida hay como
diez que lo intentan, cien que tienen planes
concretos y mil que tienen pensamientos suicidas. Y esto es
algo importante porque nos muestra que
hay un montón de momentos donde podemos hacer algo. Con la gente
que tiene pensamientos suicidas,
podemos trabajar en que no de vergüenza hablar de salud
mental, en que la gente busque ayuda
antes en crear grupos de apoyo. Con los que tienen planes,
podemos asegurarnos de que hay buenos
servicios de salud mental, entrenar a profesionales para
que detecten las señales. Y con los que ya
lo han intentado necesitamos servicios de crisis buenos y
hacer un seguimiento intensivo. Y ahora
viene lo importante, los tres pilares para prevenir el
suicidio. El primero es hablar abiertamente.
Como dice el doctor Friedman, hablar del suicidio no aumenta
el riesgo, al contrario, protege la vida.
Ya sabes el dicho, alegría compartida es doble alegría y
carga compartida es mitad de pesada.
Cuando creamos espacios donde la gente puede hablar de su
sufrimiento mental,
sin que nadie los juzgue, estamos haciendo muy bien. El
segundo pilar es que cada persona
necesita una atención diferente. No hay una solución mágica que
sirva para todos. Hay que
ver qué factores de riesgo tiene cada uno, su cultura, su
situación. Y el tercer pilar es detectar
las señales pronto. Cuanto antes pillemos, que alguien está mal,
más posibilidades hay de
ayudar. Bueno, hasta aquí por hoy. En el próximo episodio
vamos a meternos más a fondo en las
señales de riesgo y en cómo podemos ayudar cuando alguien
nos dice que está pensando en suicidarse.
Gracias por estar ahí y recuerda, hablar de esto no
aumenta el riesgo, al contrario,
puedes salvar vidas. Si necesitas ayuda, búscalas. No
hay nada malo en ello.
Antes de irme, quiero compartir algo que dice el Dr. Friedman,
que me parece súper importante.
Nunca he conocido a nadie que no tuviera dudas sobre el suicidio,
incluso justo antes de intentarlo. Siempre hay una
pequeña parte que desea que alguien
los detenga o que las cosas fueran diferentes. Y esto me da
esperanza, ¿sabes? No recuerda que
siempre podemos hacer algo. Soy Daniel Argay y nos vemos en el
próximo episodio donde vamos
a hablar de las señales de advertencia y cómo podemos
ayudar de verdad. Un abrazo enorme.