¡Muy buenas! Soy Daniel Argay y te doy la bienvenida a un nuevo
episodio de Haciendo el Sueco.
Hoy continuamos con la segunda parte de nuestra serie sobre
prevención del suicidio.
Antes de empezar, quiero recordarte que si no has
escuchado la primera parte,
puedes encontrarla en el feed. Y como siempre, recordar que este
es un tema sensible que
debemos abordar con respeto y cuidado. En el episodio anterior
hablamos sobre conceptos
básicos de la prevención del suicidio y hoy vamos a
profundizar en casos reales y estrategias
concretas basándonos sobre todo en una fascinante charla del Dr.
Friedman que tuve la oportunidad
de escuchar en varias producciones. Antes de entrar en
materia, quiero compartir contigo algo
que me impactó sobre esta charla. Y es que como sociedad
tendemos a evitar hablar sobre el suicidio.
Hay un miedo casi supersticioso a que mencionar la palabra
suicidio pueda dar ideas. Pero lo
que he aprendido es justamente lo contrario. El silencio es
nuestro peor enemigo.
Pensemos en esto. Cuando alguien tiene pensamientos suicidas, a
menudo se siente completamente solo o sola,
cree que nadie lo entenderá, que será juzgado o juzgada y que sus
sentimientos son incorrectos o
malos. Este aislamiento solo intensifica el problema.
Voy a compartir un caso que el Dr.
ilustrativo es la historia de Mark. Es un ingeniero civil de
38 años y te prometo que
esta historia te va a ayudar o creo que te va a ayudar a
entender muchas cosas sobre la prevención
del suicidio. Mark es uno de muchos que considerarían un caso
de éxito. Super
inteligente, tanto que apenas necesitaba estudiar en la
universidad. Trabaja en una empresa técnica
importante. El doctor mencionó que hace algo tan técnico que ni
él mismo lo entiende bien y eso
ya es decir algo. De hecho acaba de recibir una oferta de una
compañía internacional donde es
el único candidato que consideran. Es decir que su
carrera profesional como dirían aquí en
Suecia va sobre Rieles. En el aspecto personal está casado y
tiene dos hijos. Ha estado con su
esposa pues desde el bachillerato, aunque ahora están
en proceso de divorcio y aquí hay algo
interesante. No es uno de esos divorcios amargos que tanto daño
hacen. De hecho mantienen una
buena relación y simplemente se han distanciado con el tiempo.
Las personas evolucionan y lo hacen
en diferentes direcciones. Pero Mark está deprimido. Ha estado
de baja médica durante
algunas semanas y tiene contacto con una clínica psiquiátrica.
Aquí me quiero detener un
momento para hablar del sistema de salud mental en Suecia porque
me parece muy interesante.
Mark
tiene acceso a un doctor muy capaz y un terapeuta en quien
confía. El sistema sueco entiende
que la salud mental es tan importante como la salud física.
No hay ese estigma que
encontramos o que podemos encontrar en otros países. Pero
incluso con todo este apoyo las
cosas no parecen mejorar mucho. Se siente inútil, tiene una gran
culpa porque siente que no puede
hacer todo lo que debe con sus hijos y este es un ciclo común
en la depresión. Es decir,
los pensamientos negativos se alimentan entre sí. El no puedo
cuidar a mis hijos pues lleva
a un soy un mal padre y que lleva soy una persona inútil y
así sucesivamente. Y aquí es
donde entra algo que me parece fascinante del sistema sueco.
Las reuniones de red. Déjame
explicarte esto un poco más porque creo que es realmente
innovador. Una reunión de red es un
encuentro donde se reúne a todas las personas que el paciente
considera relevantes en su situación.
No es el médico quien decide quién debe estar y quién no, es
el propio paciente. El caso de
divorcio también estaba su empleador actual, representantes
de saludo copacional y sus padres
que tienen un papel muy importante en esta historia. Los
padres de Marc tienen una granja activa
fuera de la ciudad, no es un detalle menor, están muy
involucrados con la familia y a menudo
cuidan de los niños de los nietos. La familia pasa mucho
tiempo allí. Es un lugar que en teoría
podría ser un refugio seguro. Durante esta reunión surge una
propuesta que parece perfecta,
que Marc se quede con ellos en la granja con los fines de
semana. Está cerca de la clínica
psiquiátrica. El equipo móvil puede visitarlo allí. Parece una
solución ideal, pero a veces las
soluciones que parecen perfectas esconden complejidades que no
vemos a primera vista.
Y aquí es donde el sistema sueco muestra realmente su valor.
Porque, ¿sabes qué?
Estas reuniones de red son mucho más que una simple reunión. El
doctor Friedmann nos explicó que
son una forma muy efectiva de fortalecer el tejido de apoyo
alrededor de una persona que está
mal. Son como crear un mapa completo de todos los recursos y
apoyos disponibles. La belleza
de este sistema es que cada persona en esta reunión puede
describir lo que ve desde su perspectiva.
Es como armar un rompecabezas donde cada pieza es fundamental.
El empleador puede hablar sobre
el ambiente laboral, la familia, sobre el día a día, los
profesionales de salud, sobre el tratamiento
y todo esto le da una atención médica, una base mucho más
sólida para decidir qué podría
ser útil para el paciente. De hecho, el doctor mencionaba que
estas reuniones de red son increíblemente
efectivas porque permiten que todos compartan conocimientos.
No es solo el médico hablando
y los demás escuchando. Es un diálogo real donde cada
perspectiva cuenta, cada voz importa.
Y esto es revolucionario si lo piensas porque tradicionalmente
la atención en salud mental
tiende a ser muy vertical. El doctor decide y el paciente
sigue instrucciones. Aquí, en cambio,
es un enfoque mucho más colaborativo, más horizontal,
más a la sueca. Aquí necesito
retroceder un poco en la historia de Mark porque hay un
detalle importante. Ya había estado deprimido
antes, aunque curiosamente, cuando le preguntaban si había
tenido depresión, él siempre decía que
no. Fue después del servicio militar cuando estaba por
empezar en la universidad técnica un momento
de transición importante en su vida, pues ya que había
terminado con su novia de entonces,
que se llamaba Susy o le vamos a llamar Susy, y apareció la que
ahora es su esposa.
Cambio de relación, cambio de vida militar a vida
universitaria. En fin, muchos cambios
a la vez. Y aquí hay algo a tener en cuenta. Este estudiante
brillante, que apenas necesitaba
estudiar, reprobó su primer examen en la universidad. Se
quedaba en su habitación mirando al techo,
salía a beber y se metía en peleas. Algo totalmente fuera de
su carácter.
El doctor mencionó algo importante aquí. Esto es lo que
llamamos curso natural de una
depresión. Un primer episodio suele durar aproximadamente seis
meses y, efectivamente,
hacia noviembre de ese año, todo volvió a la normalidad.
Ahora volvamos a la granja. El padre de Mark, con la mejor
intención, pues tiene una idea.
Hay una máquina que necesita reparación, algo que está dentro
del área del expertise o de la
especialización de Mark. El padre piensa, bueno, como muchos
pensaríamos que no es bueno que esté
acostado sin hacer nada todo el día. Y aquí el doctor nos enseñó
algo importante, que es que en
cicatría, esto se llama activación conduccional. Es una
herramienta terapéutica real. El mantener
rutinas para ayudar a que la depresión pase más rápido. Es
una de las razones por las que no
es apropiado estar de baja de enfermedad durante mucho tiempo,
si uno puede trabajar aunque sea
parcialmente. Pero Mark está en un lugar muy oscuro mentalmente.
Ha estado pensando que si
su vida va a ser así siempre no quiere participar. Y esto es
algo crucial en la depresión. Uno
se queda atrapado en la idea de que el presente es eterno, que
el sufrimiento actual nunca
cambiará. Cuando su padre lo presiona pues para que ayude,
algo hace clic en su cabeza. Y aquí viene
la parte más dura de la historia. Su razón para estar en
la graja no era la ayuda de sus padres,
sino el acantilado que está a pocos kilómetros de distancia.
Sube al auto y conduce a toda velocidad en esa dirección. Pero
algo sucede,
a unos kilómetros hay un área de descanso donde se detiene,
llora, grita, está completamente
desesperado durante una hora, luego se calma y regresa a la
granja. Y aquí viene una
pregunta crucial que el doctor planteó y que me hace
reflexionar. ¿Esto fue un intento de
suicidio? La respuesta no es tan simple como parece. El doctor
refatizó algo fundamental,
necesitamos entender la intención detrás de la acción.
Debemos preguntarle directamente a la
persona. Cuando hiciste eso, que podría haber llevado a tu
muerte, era tu intención morir?
Mark podría responder de diferentes maneras. Una podría
ser pues que cuando se subió al auto,
sabía que no podría estrellarlo, que estaba tan alterado que
quería practicar cómo se sentía.
Otra opción sería que su única intención era dejar de vivir,
pero algo en ese letrero del área
de descanso lo hizo desviarse. Y la tercera opción sería que
podría ser algo completamente
diferente. Y esto nos lleva a una conclusión importante. No
podemos asumir que entendemos
completamente lo que está pasando en la mente de alguien.
La única manera de saberlo es preguntando,
escuchando y estando presentes.
Y ahora quiero hablar de algo que el doctor Friedmann mencionó
y
que me parece fundamental que entendamos. Las autolesiones y
especialmente los cortes.
Es un tema del que no se suele hablar mucho, pero que
necesitamos comprender mejor. Cuando hablamos
con personas que se autolesionan, especialmente
aquellas que se cortan, hay algo muy importante
que el doctor destacó. La gran mayoría no lo hace con intención
suicida. De hecho,
cuando les preguntas directamente, ¿cuándo te
cortaste? ¿Había algún pensamiento de que
más frecuente que te dan? Pues fue para mover el dolor del alma
al cuerpo.
Esta frase me impactó muchísimo cuando la escuché. Es una forma
de hacer tangible un dolor que es
invisible, de convertir un sufrimiento emocional en algo
físico que pueden ver y entender.
También es importante que sepas que este comportamiento es más
común en mujeres,
especialmente en chicas jóvenes. Pero aquí hay un dato
interesante. Mientras que las
autolesiones son más frecuentes en mujeres, cuando hablamos de
suicidio consumado los cortes son
mucho más comunes como método en hombres. Y esto nos lleva a un
punto crucial que el doctor
renfatizó. No podemos simplemente basarnos en nuestra
interpretación de lo que significa
una autolesión. Necesitamos preguntar, necesitamos escuchar
la explicación de la
persona. Porque lo que para nosotros puede parecer un
intento de suicidio, puede ser en
realidad un mecanismo de supervivencia, una forma de
manejar emociones intensas.
Ahora quiero detenerme en un tema que me parece crucial, los
números, porque los datos nos
ayudan a entender la magnitud real de los problemas y en este
caso son especialmente reveladores.
Empecemos por Suecia, que es donde estoy y también es donde
el doctor Friedman nos presentó datos muy
interesantes. En Suecia el suicidio es la causa de muerte
más común entre los 15 y los 24 años.
Este dato por sí solo ya es impactante, pero hay más. El 94%
de toda la violencia mortal
en el país es autoinfligida. Es decir, cuando hablamos de
muertes violentas en Suecia, 9 de cada 10 son
suicidios. Algo que me llamó mucho la atención es cómo han
evolucionado las cifras desde 1980. En
general las tasas han disminuido en casi todos los grupos de edad
excepto en los adultos jóvenes.
Y hay un dato preocupante. En mujeres jóvenes adultas, desde
principios de los 2000,
los suicidios han aumentado aproximadamente entre un 0,7 y
un 0,8% cada año. Puede parecer un
porcentaje pequeño, pero cuando hablamos de vidas humanas cada
decima cuenta.
Ahora comparemos estos datos con España, que es donde vengo y
seguramente de dónde eres tú.
En España, según los últimos datos del INE, del Instituto
Nacional de Estadística,
cada día se suicidan aproximadamente 11 personas. En
2020 fueron 3,941 personas,
lo que significa un aumento del 7,4% respecto al año anterior.
Es la cifra más alta desde que
se tienen registros. Y aquí hay un dato que me parece importante
destacar. Mientras que en
Suecia la tendencia general ha sido descendiente desde los años
80, excepto los jóvenes. En
España hemos visto un aumento constante en los últimos años.
De hecho, el suicidio ya es la
primera causa de muerte no natural en España por delante de
los accidentes de tráfico. Los
patrones por edad y género también son diferentes. En
Suecia, como mencionaba el doctor,
hay un pico en la mediana edad tanto para hombres como para
mujeres. En España, sin embargo,
vemos que el grupo de edad con más riesgo es el de mayores de
80 años, especialmente en hombres.
Hablando de género, tanto en Suecia como en España, se
mantiene una constante que es que los hombres
tienen más tasas altas de suicidio consumado. En España,
por cada mujer que se suicida lo
hacen 3 hombres. Sin embargo, las mujeres tienen más intentos
no letales. Y aquí hay algo que
me parece interesante remarcar de la presentación del doctor
Friedman, los métodos utilizados.
En Suecia, cuando se trata de envenenamiento, dominan las
mujeres, mientras que en casos de
ahorcamiento dominan los hombres. En España vemos
patrones similares, aunque con algunas
diferencias regionales importantes. Seguimos con más
datos. En Suecia, las muertes por suicidio
son seis veces más comunes que las muertes en el tráfico. En
España, desde 2008,
también mueren más personas por suicidio que por accidente de
tráfico, pero la proporción es menor.
Y hay algo más que mencionar sobre España. Existe una gran
disparidad regional, por ejemplo,
en Asturias y Galicia, pues tienen tasas significativamente
más altas que la media nacional,
mientras que en Madrid tienen las tasas más bajas. Estas
diferencias regionales son importantes
porque nos ayudan a entender qué factores sociales, económicos y
culturales pueden influir en las
tasas de suicidio. Pero más allá de los números, hay algo que
tanto el sistema sueco como el español
están empezando a entender, que es la importancia de la
prevención. En Suecia, como nos contaba
el doctor, tienen el sistema de reuniones de red, que me parece
fascinante. En España,
aunque vamos atrasados en algunos aspectos, se están
implementando planes de prevención cada vez más
completos. Antes
de despedirnos, quiero compartir contigo una historia
que el doctor Friedman nos
contó y que, personalmente, me impactó. Es una historia sobre
el poder de la esperanza y cómo
a veces las palabras correctas pueden salvar una vida. El
doctor nos habló de un paciente que había
ido al puente Versterbron, en esto colmo, había trepado sobre
la balandilla y estaba parado en
el exterior, listo para saltar. En ese momento crítico apareció
una mujer que se detuvo a hablar
con él. Y aquí el doctor nos enseñó algo importante. En estas
situaciones no debemos intentar agarrar
físicamente a la persona. Hay dos razones por esto. Primero,
que la persona podría intentar
defenderse y caer. Y segundo, podríamos ser arrastrados con
ella. Lo que debemos hacer es
negociar, hablar. Esta mujer hizo exactamente eso, logró que
el hombre volviera al lado seguro del
puente y, mientras esperaban a la ambulancia, le dijo algo
extraordinario. Nunca te olvidaré.
Probablemente nunca nos volveremos a encontrar. Cruzo
Versterbron a veces y estoy segura de que
cada vez que camine por aquí pensaré en ti y me preguntaré
qué pasó. Estoy segura de
que te irá bien alguna vez. No sé cómo. Nunca dejaré de esperar
que encuentres tu camino en la vida.
¡Wow! Años después, cuando este paciente ya había dejado atrás
los pensamientos suicidas,
le contó al doctor por qué esas palabras habían sido tan
importantes. Su esperanza de que la
vida pudiera mejorar de alguna manera. El saber que había
alguien allá afuera que pensaba
bien en él y de su vida, eso se convirtió en una ancla a la que
aferrarse en sus momentos más
oscuros. Esta historia nos enseña algo fundamental, que a
veces mantener la esperanza por alguien que
la ha perdido puede ser el regalo más valioso que podemos
dar. Como dice el doctor en la consulta,
mientras no puedas esperar, yo esperaré por ti. Y cuando
sientas que puedas recuperar tu esperanza,
entonces sabes que está aquí, entonces puedes venir y
recogerla.
Y antes de terminar,
quiero recordarte algunos puntos clave. No tengas miedo de
preguntar directamente sobre pensamientos
suicidas. La pregunta no causa el pensamiento. Lo que sí
podemos hacer es escuchar,
estar presentes y mantener la esperanza. Este ha sido un
episodio especialmente importante y
delicado. Si te ha resultado útil y interesante y crees que
puede ayudar a otras personas, te agradecería
muchísimo que lo pudieras compartir con quien pienses que
podría beneficiarse de esta información.
Si te gusta mi contenido, recordarte que puedes encontrar
toda la red de podcast en aragay.net,
donde además encontrarás más historias sobre la vida en
Suecia y otros temas fascinantes que
voy tratando capítulo a capítulo. Muchas gracias por
escuchar Haciendo el Sueco, cuídate
mucho y nos escuchamos en el próximo episodio. Hasta luego.