Hola, soy Dani y esto es Artículos Sonoros, una sección
de Nordics Media donde convertimos
artículos escritos en episodios de audio.
Estás escuchando una versión generada con mi voz clonada
mediante inteligencia artificial.
Así llevamos el contenido más allá del texto, haciéndolo
accesible y fácil de escuchar
donde y cuándo quieras.
Hoy vamos a hablar sobre un tema que va más allá de la técnica.
Es un compromiso con la inclusión, la equidad y el
derecho de todas las personas a disfrutar
del contenido audiovisual en igualdad de condiciones.
Hablamos de la accesibilidad en el vídeo y en los entornos
digitales.
Cada día millones de personas ven vídeos en todo tipo de
plataformas, redes sociales,
sitios web, aulas virtuales, plataformas de streaming o
soluciones profesionales
como Quick Channel.
Pero nos hemos detenido a pensar si todas las personas pueden
acceder y disfrutar de
esos contenidos de la misma forma?
La accesibilidad no es solo una buena práctica.
Es una necesidad que transforma la experiencia para todos.
Cuando hablamos de accesibilidad en el vídeo, nos referimos a
incorporar elementos y tecnologías
que permiten que personas con discapacidad auditiva, visual,
motora o cognitiva puedan
consumir contenidos sin barreras.
Esto incluye subtítulos, audiodescripción, intérpretes de
lengua de signos, ajustes
de contraste, controles accesibles en los reproductores.
Pero también implica pensar en el ritmo, en el diseño y en cómo
presentamos la información.
La inclusión en el vídeo tiene muchas ventajas.
Por un lado, permite que más personas puedan acceder a los
contenidos, sin importar sus
capacidades. Por otro, mejora el alcance global.
Los subtítulos, por ejemplo, no solo ayudan a las personas con
sordera, sino también a quienes
están aprendiendo un nuevo idioma o ven vídeos en entornos
donde no pueden activar el sonido.
Además, optimiza la indexación en buscadores, mejora la
experiencia de usuario y, en muchos
casos, es un requisito legal.
Y no podemos hablar de accesibilidad digital sin
mencionar la web.
La accesibilidad web se ha convertido en un componente
esencial para garantizar que
todos los usuarios puedan navegar por internet sin
obstáculos.
Esto afecta al diseño y desarrollo de sitios web,
aplicaciones y productos digitales.
Desde la estructura del código, hasta los colores o la
disposición visual, cada detalle cuenta.
La Unión Europea lleva años trabajando en este sentido.
Desde 2016, la directiva de accesibilidad web obliga a que
los sitios del sector público
cumplan con las normas WCAG, al menos en su nivel AA.
Pero la cosa no se queda ahí.
A partir de junio de 2025, con la entrada en vigor del nuevo
acto europeo de accesibilidad,
las exigencias también alcanzarán al sector privado.
Esto incluye ordenadores, APS, plataformas de e-commerce,
servicios audiovisuales,
kioscos digitales y mucho más.
Para las empresas, esto significa adaptarse, revisar el
nivel de accesibilidad de sus
productos, actualizar diseños y códigos, formar a sus equipos y
colaborar con especialistas
para garantizar el cumplimiento.
Y hablando de inclusión, no podemos olvidarnos de un grupo
muy importante.
Las personas con NPF, es decir, con trastornos del espectro
neuropsiquiátrico como el TDAH,
el autismo o la dislexia.
Estas condiciones afectan cómo se procesa la información, lo
que significa que una
producción audiovisual convencional puede resultar
confusa, estresante o directamente inaccesible.
Imagina un video con muchos efectos, transiciones rápidas,
sonidos superpuestos o luces parpadeantes.
Puede ser visualmente atractivo para algunas personas, pero para
alguien con hiper sensibilidad
sensorial o dificultades de concentración puede ser un
problema.
Entonces, ¿qué podemos hacer para que nuestras producciones
sean más inclusivas?
Primero, estructurar el contenido de forma clara y
predecible, dividir la información
en bloques, usar títulos o señales visuales para marcar los
cambios de tema.
Segundo, utilizar subtítulos y transcripciones, que no solo
ayudan a personas con sordera,
sino también a quienes necesitan más tiempo para procesar lo que
se dice.
Tercero, cuidar el diseño visual, evitar colores que
dificulten la lectura,
permitir ajustar brillo o contraste.
Cuarto, mantener un audio claro y equilibrado, nada de música de
fondo que compita con la voz.
Y por último, ofrecer control total de la reproducción,
permitir ajustar la velocidad o pausar fácilmente para procesar
la información.
Afortunadamente, muchas plataformas ya están adoptando
estas estrategias.
Netflix y Disney Plus ofrecen audio descripciones y múltiples
configuraciones de accesibilidad.
Google, for education, incluye herramientas para adaptar la
experiencia de aprendizaje,
y en Quick Channel, donde trabajo, también estamos
trabajando para mejorar cada día
la accesibilidad en la creación y distribución de contenido
audiovisual.
Eso sí, no todos son buenas noticias, todavía queda mucho
por hacer.
Faltan estándares universales, los costes de producción
accesible pueden ser elevados,
y aún existe desconocimiento sobre el tema.
Pero gracias a los avances tecnológicos, especialmente con
inteligencia artificial,
se está facilitando la generación automática de
subtítulos y audio descripciones,
y cada vez más plataformas apuestan por la accesibilidad
como un valor central.
Así que si tú creas contenido, piensa en esto.
La accesibilidad no sólo beneficia a personas con
discapacidad,
mejora la experiencia de todos, hace que tu mensaje llegue más
lejos y más claro.
Y con esto cerramos el episodio de hoy.
Si te ha parecido interesante, te invito a compartirlo,
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en aragay.net.
Si tienes dudas, comentarios o sugerencias, estaré encantado de
escucharlas.